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Cobertura de calidad
Con una sólida trayectoria de 20 años, Sume Salud avanza con nuevas propuestas de servicio y con proyectos de ampliar su zona de cobertura.
Sume Salud es una empresa de cobertura médica que nació hace 20 años y ha marcado una trayectoria en la ciudad. Han trazado un camino de trabajo y responsabilidad en el sector. Un grupo de profesionales se unieron para formar un servicio de alta calidad para los villamarienses que se fue expandiendo hasta cubrir gran parte de la provincia. Hoy son parte de la mesa directiva: Carlos Matterson, Adalberto Robles y Pablo Venturuzzi.
Sume Salud brinda una amplia cobertura a más de 9 mil afiliados. La casa central está en nuestra ciudad, donde nacieron, pero en estos años de vida se han expandido y hoy mantienen delegaciones en Bell Ville, Las Varillas, San Francisco, Córdoba y Ticino.
Con prestadores de alta complejidad en toda la provincia y en la ciudad de Córdoba, con atención en las clínicas de mayor complejidad.
Ofrecen al mercado tres planes de cobertura: Plan 100, Plan 300 y Plan 500. Indican que cada plan está pensado para un público diferencial. El primero, el más económico con atenciones y co-seguros. El 300, pensado para los empleados y la masa de afiliados, ofrece una cartilla amplia de prestadores y servicios. Y el 500 Premium con amplios prestadores, sobre todo en la ciudad de Córdoba. Con servicios y prestaciones superiores.
El contexto económico del país hace que muchas empresas pasan por diferentes situaciones. Para Sume Salud el secreto de mantenerse y crecer está en que han sido muy ordenados en las cuentas, en las auditorías y en los controles, han podido mantener una buena administración y de esta manera han logrado llevar tantos años de vigencia.
Los distingue la calidad de los productos que tienen en el mercado y la atención personalizada, el trabajo en cada uno de los casos y el asesoramiento. Además, ofrecen a los afiliados la comodidad de la credencial digital y una cobertura en todo el país a través de un servicio de cobertura Universal Assistance, atención que se le presta a los viajeros.
En este año siguen apostando a más por lo que están desarrollando un proyecto de expansión. Implementarán un plan de acción comercial para ampliar las zonas de influencia dentro de la provincia y llegar a localidades como: Río Cuarto, Río Tercero, Marcos Juárez y sus zonas.
Están en la primera etapa de este plan que implica la incorporación de prestadores. La idea es armar una cartilla con una red prestacional de nivel para luego salir al mercado con la venta de los diferentes planes.
Están abocados en el desarrollo de un proceso de profesionalización, externo e interno.
La estructura de la empresa es muy simple y lineal. La mesa directiva está conformada por los tres socios acompañados en las tareas por un grupo de responsables de las distintas áreas de la misma. Todos trabajan en lo ejecutivo y operativo. Ahora están dirigiendo sus esfuerzos a lograr la profesionalización de los procesos.
“Creemos en el contacto personal, éste sigue siendo un punto importante: la atención presencial en la empresa. Estamos en un momento de crecimiento, de capacitación profesional, pero con mayor vínculo en la gestión y con el afiliado. Con cambios tecnológicos fuertes, pero con la impronta de la relación con la persona, marcando la diferencia con el resto”, indicó Matterson.
De Villa María al país
Hace veinte años este grupo de profesionales inició el servicio de cobertura médica en nuestra ciudad. Nacieron en la clínica Fusavim, en un principio eran cuatro socios. Dos profesionales de la abogacía y dos de la medicina que formaban parte de la clínica.
“Nació por la necesidad que nos transmitían los médicos. Había un amplio número de personas que se atendía en las clínicas y trataba de encontrar una solución con un seguro médico que no tenían”, cuenta Matterson.
La intención era la de lanzar una empresa de medicina pre paga, pero al poco tiempo fueron cerrando convenios con obras sociales sindicales y volcaron sus esfuerzos a afiliar a empleados en relación de dependencia. Esta opción fue posible gracias a la desregularción de las obras sociales. “Allí nacieron las pequeñas empresas de medicina”.
Se definen como una empresa que brinda una oferta diferencial y en este punto explicaron que las obras sociales sindicales prestan un PMO (Programa Médico Obligatorio), pero ellos amplían la oferta y en algunos casos, con el aporte de los empleados, se paga la cuota mensual y pueden aportar un adicional para recibir un servicio superior.
Un sistema complejo
“El sistema de salud está en un momento complejo. Hay un tema importante que hace a los valores de las prestaciones médicas. Pero hay que tener en cuenta que, en nuestro caso, el precio de las financiadoras está relacionado directamente con el sueldo de los empleados, por eso para existir un equilibrio, el aumento tiene que ir en concordancia con los aumentos de sueldo”.
“Hay dos cuestiones: la primera son los bajos ingresos de quienes hacen los aportes, fijamos un precio de plan, si no les alcanza con el aporte, deben pagar la diferencia. Estamos en un segmento en donde tratamos que los planes sean accesibles a los trabajadores y a su bolsillo.
El otro: es el creciente costo de las prestaciones y los nuevos ingresos de tratamientos en la medicina. Hemos tomado la decisión política de no aumentar más allá de lo que nuestros afiliados puedan pagar.
Para controlar los números son muy importantes las auditorías médicas permanentes. Debemos verificar que realmente se cobre la prestación que se hizo. Hay que ser muy cuidadoso en esa área porque hay que velar por las finanzas”, indicó Matterson.
Indicaron que un tema de importancia es el legislativo, en los últimos años se han ido incorporando coberturas de nuevos procedimientos sin tener en cuenta de cómo va a ser la financiación. Fertilización asistida, cambio de sexo, medicamentos de cobertura total para patologías crónicas o poco frecuentes, trastornos alimentarios, celiaquismo. “No estamos en contra de esto, sino que no se prevé la financiación de estas cuestiones y recaen sobre empresas como las nuestras y nos obliga a ser cada vez más cuidadosos en la administración de los recursos”, indicaron.
“Lo que vemos es que no hay una regulación en cuanto a los precios de los medicamentos. Y nosotros los financiadores y las clínicas tenemos que dar ese medicamento que aumentó un 400 por ciento en dos meses, por ejemplo. Esta variable debe ser controlada por el Estado porque la salud es un derecho esencial garantizado por la Constitución que no puede quedar al libre arbitrio de las empresas de fármacos”.
Otra de las cuestiones que destacan en el sector es la judicialización de los casos que obliga, en muchas cuestiones, a pagar tratamientos costosos. “Por ejemplo cuando hay una orden judicial de autorización de un tratamiento de 3 o 4 millones de dólares, afecta mucho a las empresas. El estado no se puede desentender del sector y debe ser árbitro y generar un equilibrio entre los distintos prestadores e interesados en el sistema”.
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