Con el saxo de equipaje

La música es su pasión, estudió en la Universidad Nacional de Villa María, se llama Antonella Battagliero, tiene 32 años y es una villamariense actualmente viviendo en Riad, la capital de Arabia Saudita. Antonella trabaja en una agencia de entretenimiento, es saxofonista y hace presentaciones en bares, restaurantes y hoteles.

Es música y su segunda pasión es la aventura, conocer lugares diferentes del mundo. Para 2022 y 2023 estuvo trabajando en un crucero. “Tuve la oportunidad de conocer hermosos lugares, desde Alaska, el caribe, México, pero siempre fueron destinos de América y es la primera vez que cruzo el océano, además mi primera experiencia trabajando en tierra y fuera del país”.

Cuenta Antonella que vio una publicación de búsqueda laboral en Facebook, aplicó, la seleccionaron e hizo el trámite de visa para irse a trabajar. Hace del 31 de enero que está en el país árabe.

“Me motiva trabajar en el extranjero, la posibilidad de viajar, de conocer culturas, lugares, personas e idiomas diferentes. Otra de las cuestiones que me motivan es la estabilidad laboral y económica. Todas las veces que trabajé en el extranjero fueron con contratos previamente establecidos lo cual me asegura determinado tiempo de actividad. Este tipo de estabilidad, es diferente a la de nuestro país en cuanto a las presentaciones y la posibilidad de desarrollar y actuar en show, entretenimiento, performance”.

El trabajo lejos de casa tiene sus pros y sus contras, dice Antonella. “Una de las contras es estar lejos de la gente que uno quiere, lejos de la ciudad, de los lugares que nos gustan, del río Ctalamochita, que lo amo. Pero siempre que me voy es por un tiempo, vuelvo y tengo como base Villa María en donde están mis cosas, mi casa, mi gente esperándome”.

En cuanto a la experiencia en Arabia Saudita destaca que le interesó por ser un país y una cultura diferente. Indica que llegó en una época muy especial para los musulmanes que es el mes sagrado de Ramadán, que este año comenzó el 10 de marzo y duró hasta el 10 de abril. “Ramadán consiste en un periodo de ayuno que dura un mes en donde no se come ni bebe durante el día.

Mientras que a la noche se tienen varias comidas y también continúan con sus actividades de rezo que lo hacen 5 veces por día.

Vivo en un barrio en donde hay puntos específicos donde se juntan a rezar”. 

“Pude ver que se toman este mes de una forma muy comprometida ya que es un periodo en donde incentivan mucho su conexión con Dios con actos de caridad y le dan importancia a lo comunitario, a las reflexiones y oraciones.

Personalmente la cuestión religiosa es una de las que más me interesan para estar aquí. Este país se abrió al turismo y al mundo hace pocos años. Como gran parte de los países árabes su sustento económico es el petróleo, por lo que tienen estabilidad económica y, además, se están desarrollando en tecnología, lo que ayuda aún más a potenciarse.

Mi sensación personal es como si estuviera atravesando un espejo y estuviera viviendo del otro lado porque la verdad es que muchas cosas son diferentes a como las conocemos. El idioma árabe se escribe de derecha a izquierda, los libros se leen de la tapa trasera a la delantera, la luna se ve del otro lado. En Ramadán cambia el ritmo de vida y la gente trabaja de noche. Es interesante aprender y me estoy enriqueciendo con lo que vivo que me hace crecer”, finalizó.