Cuidado personal con etiqueta verde

La industria cosmética ha tomado en las últimas décadas un mayor protagonismo en la salud y cuidado de las personas. Si bien es un sector que impulsa al bienestar personal también ha traído algunas consecuencias ambientales. Los conservantes, colorantes y componentes sintéticos que llevan los productos en su composición han marcado una tendencia en los consumidores a elegir una Cosmética Sustentable, más natural y cuya elaboración sea lo más sostenible posible. Ventajas de un sector que busca posicionarse con un fuerte compromiso con el ambiente.

Productos veganos, cruelty-free (sin ensayos en animales) y eco-friendly (amigable con el ambiente) son algunos términos que pueden observarse en las etiquetas de cosméticos producidos de manera sustentable: una nueva forma de cuidar la piel respetando el medioambiente y siendo socialmente responsable. En este sentido el producto a comercializar debe ser biodegradable, sin testeos en animales, proveniente de cultivos orgánicos, sin compuestos modificados genéticamente, libres de derivados de petróleo, envases reciclables o compostables, entre otros ítems.

Pero cómo se llega a este tipo de producto que al mismo tiempo cumpla con el objetivo principal de traer múltiples beneficios en el cuidado de la piel. Uno de los aspectos más importantes es el uso de ingredientes naturales, tales como minerales y aceites de frutos y plantas. Estos al ser biodegradables se descomponen fácilmente sin dejar rastros en nuestro entorno; a su vez que poseen menores efectos adversos para el consumidor. Los compuestos sintéticos como parabenos, siliconas y sulfatos pueden presentar contraindicaciones y además contaminan en mayor medida los suelos y el agua.

Otro punto clave es la eficiencia energética en la producción, empleando fuentes de energía renovable (solar, eólica, hidráulica, etc.) para reducir la huella ambiental de la industria. Además, la cosmética sustentable se orienta a acortar la cadena de transporte, optimizando el traslado de la mercadería con el fin de reducir sustancialmente la contaminación. Esto se puede minimizar aún más utilizando proveedores locales y fomentando la venta online.

En cuanto a los envases, la industria cosmética es una gran generadora de envases, los cuales en su mayoría son de plástico, ocasionando un gran foco de contaminación especialmente cuando su disposición final no es la apropiada. El packaging ecológico es una excelente alternativa, reciclable o biodegradable, confeccionado con materiales respetuosos con el medio ambiente. Además, se puede complementar con la reutilización de envases si se ofrecen los repuestos que permitan su relleno con el mismo producto.

Así también se está priorizando el uso de formulaciones biodegradables que no contengan nanopartículas o microplásticos, los cuales son muy difíciles de eliminar a través de las aguas residuales y pueden dañar sistemas acuáticos y marinos. Para lograr esto algunas marcas crearon, con las semillas de ciertas frutas, partículas exfoliantes y polvos con propiedades de limpieza; que son un subproducto de la industria del zumo para sustituir los microplásticos. Consecuentemente ya no se producen cremas exfoliantes con bolitas o pastas de dientes con granulados plásticos, que han sido sustituidas por fórmulas más respetuosas con el medio ambiente y de origen natural.

A partir de estos nuevos parámetros las empresas dedicadas a la cosmética apuntan a cumplir con las exigencias de un nuevo perfil de consumidor, más consciente y comprometido con el medio ambiente. Su responsabilidad radicará en llevar a cabo procesos productivos con el menor impacto posible en el entorno; para que los consumidores puedan adquirir no sólo un producto sino también un compromiso con el futuro del planeta.

bióloga Soledad Santa Cruz