La profesionalización de los músicos

Dicen que los opuestos en algún punto se unen. Y vaya si Josecito Berardi lo logró. El reconocido músico local, que recorre los escenarios del país, pudo ensamblar sus dos profesiones: Músico y Contador Público. A priori, bien diferentes, pero el camino de la profesionalización permitió encontrar un sitio común, un diálogo entre mundos diametralmente opuestos.

Así lo contó a Revista Claves: “Fue una búsqueda inicialmente sin dirección. Empecé a estudiar música a los 5 años y a trabajar a los 12. Como nunca la abandoné, me recibí de contador siendo músico. Como dos oficios totalmente separados. Fue una inquietud personal poder unirlos. En esa búsqueda, llegó el descubrimiento de lo que uno veía cuando compraba un CD o un casete, y leía que existían Aadi Capif, Sadaic, Avi, todos términos que eran abstractos para mí. Y luego entendí que podía poner al servicio de la música la profesión de contador a partir del rol que cumplen esas instituciones”.

En ese momento, ya con el horizonte trazado, Berardi comenzó a viajar, tocar puertas, leer e investigar mucho. Él mismo fue su prueba piloto. La profesionalización de la actividad alcanza el orden legal, financiero y derechos.

“Cuando le fui dando forma, hablando con los colegas para que vean la necesidad de profesionalizar el oficio de la música, vertiendo el sustento legal, la protección de la obra y por qué no también -en el servicio que hoy brindo- el registro de canciones, de marca. A la vez aplicar la contabilidad de costos, el derecho civil, protección legal de lo que se difunde, de lo que se graba. Qué caminos seguir para obtener el retorno de los que usan la música de un artista”, explicó.

Ante la consulta sobre la concientización de los propios músicos en cumplir con estos aspectos legales, dijo que se ha hecho mucha docencia en los últimos años.

“Tenemos agrupaciones en nuestra ciudad como Unimuv que van en el proceso de concientización. Sería muy bueno, y es un anhelo personal, que las carreras de música tuvieran la posibilidad de dictar estos conocimientos en forma de currícula. Me encontré con gente grande y jóvenes desconociendo la profesionalización en el sentido legal, contable, derechos. Ese desconocimiento redunda en pérdida de dinero, que tienen ganado pero no lo saben. O algo más grave, que es la pérdida de una creación propia. Si una canción no está debidamente registrada, o alguien con mala intención la registra a su nombre, ‘te ganó de mano’ y se quedó con la obra”.

Lo primero que anhela el artista es tocar. Sumar escenarios. Recorrer fiestas y festivales. Es la esencia misma. Como el futbolista jugar un partido o un peluquero cortar el pelo. La prioridad siempre es desarrollar la profesión. Pero no lo es todo. No alcanza solo con ese deseo innato. “Todos hemos pasado por esa etapa de la vida, todos tuvimos en el top ten de prioridades tocar. Pero hay varias aristas en el trabajo del músico para darle el aspecto de seriedad”, señaló Berardi.

Y concluyó: “El servicio que presto, que es integral, abarca todo lo que mencioné hasta la parte contable. Cuando hay cierto movimiento, el contador se necesita de manera integral. Insto a los jóvenes músicos para que lean y tengan nociones de que al menos existe. En el arte siempre hay descuidos por la propia idiosincrasia. Somos antipapeles, antiburocracia. Es por ello que yo tengo mucho trabajo, ya que muchos músicos se desentienden y prefieren que una persona haga el trabajo por ellos”.