Las Leyes de la Sostenibilidad de Bartlett

Bartlett, un físico por la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, es recordado por su contribución al entendimiento y difusión de los temas de la sostenibilidad en su excelente lección “Aritmética, Población y Energía”, que fue expuesto ante diferentes audiencias en más de 1700 oportunidades. La misma se basa en la publicación “Los Fundamentos Olvidados de la Crisis Energética” de 1978, donde se exponen una serie de leyes importantes para comprender con mayor precisión al termino sostenibilidad y su relación con la realidad actual.

En el esfuerzo por comunicar a todos los habitantes del planeta cual es el significado y la importancia concreta del concepto de “sostenibilidad”, además de aquellas acciones que deben emplearse cotidianamente para conseguir el ansiado desarrollo sostenible para un país, redactó un ensayo titulado “Reflexiones sobre la Sostenibilidad, Crecimiento Poblacional y Medio Ambiente”, veinte años después, en 1998.

Descubrir a este autor, que marcó un hito en el desarrollo de la sostenibilidad, puede ser de una gran enseñanza para toda la sociedad. Aunque nos centraremos en las leyes que expuso sobre la sostenibilidad, explicadas de forma simple y concisa.

Bartlett describe un compendio de unas 18 leyes sobre la sostenibilidad, gracias a años de investigación, y afirma el autor que las mimas son las que se “aplican para poblaciones y tasas de consumo de bienes y recursos del tamaño y escala encontrados en el mundo en 1998, y pueden no aplicarse a números más pequeños de personas o grupos tribales primitivos”. 

Sin embargo, a mi entender se ajustan perfectamente con la actualidad de un mundo consumista y depredador como el actual, donde pocos aplican la sostenibilidad en todos los niveles.

Cada una de las leyes

•     La primera ley dice que el crecimiento de la población y/o el de la tasa de consumo de recursos no pueden ser sostenidos. Para que una sociedad sea sostenible, es necesario que la tasa de crecimiento de la población y del consumo sea menor o igual a cero, aunque estos solo no son suficiente. 

•     La segunda ley afirma que en una sociedad con una población creciente y/o tasa de consumo de recursos crecientes, mientras más grandes sean estas dos, más difícil será transformar la sociedad a la condición de la sostenibilidad. 

•     La tercera ley dice que el tiempo de respuesta de las poblaciones al cambio en la fertilidad humana es el promedio del tiempo de vida huma, aproximadamente unos setenta años (lo denomina como momentum demográfico).

•     En la cuarta ley se afirma que el tamaño de la población que puede ser sostenido (capacidad de carga) y el nivel medio de vida sostenible de la población está inversamente relacionados entre sí. 

•     La quinta ley expone que la sostenibilidad requiere que el tamaño de la población sea menor o igual a la capacidad de carga del ecosistema para un nivel dado de vida.

•     En la sexta ley se sostiene que los beneficios del crecimiento poblacional y de las tasas de consumo de recursos se concentran en unos pocos, mientras que los costos ocasionados por estos son asumidos por la totalidad, o sea la sociedad en su conjunto. 

•     La séptima ley dice que el crecimiento en la tasa de consumo de un recurso no renovable, como los combustibles fósiles, causa un descenso dramático en la expectativa de vida del recurso.

•     En la octava ley el tiempo de agotamiento de los recursos no renovables puede posponerse, posiblemente por un largo tiempo mediante mejoras tecnológicas en la eficiencia con la que los recursos se recuperan y se utilizan, un uso de los recursos de acuerdo a un programa de “disponibilidad sostenida”; el reciclaje y el uso de recursos sustitutos.

•     La novena ley afirma que cuando se realizan grandes esfuerzos para mejorar la eficiencia con que se utilizan los recursos, los ahorros resultantes son fácil y completamente compensados por los recursos adicionales que se consumen como consecuencia de aumentos modestos de la población.

•     En la décima ley, los beneficios de los grandes esfuerzos por preservar el medio ambiente son fácilmente anulados por las demandas adicionales sobre el medio ambiente que se derivan de pequeños aumentos en la población humana.

•     La décimo primera ley, que además es el segundo principio de la termodinámica, confirma que cuando las tasas de contaminación exceden la capacidad natural de limpieza del ambiente, resulta más fácil contaminarlo que sanearlo.

•     En la décimo segunda ley se sostiene que la causa principal de los problemas son las soluciones. 

•     La décimo tercera ley, además de ser el primer postulado de Malthus, comenta que los humanos siempre serán dependientes de la agricultura. Por ello debe ser cuidada sosteniblemente.

•     La décimo cuarta ley afirma que, si por cualquier motivo los seres humanos no pueden detener el crecimiento de la población ni el crecimiento de las tasas de consumo de recursos, la Naturaleza parará estos crecimientos por nosotros de diferentes formas.

•     La décimo quinta ley dice que en cada ámbito local, la creación de puestos de trabajo aumenta el número de personas a nivel local que están sin trabajo.

•     La décimo sexta ley confirma que a las personas hambrientas no les interesa la sostenibilidad, por lo que el liderazgo y los recursos necesarios deben ser suministrados por personas que no estén padeciendo hambre si se quiere lograr la sostenibilidad.

•     La décimo séptima ley sostiene que la adición de la palabra “sostenible” a nuestros vocabularios, a nuestros reportes, a nuestros artículos científicos, a los nombres de nuestros institutos académicos y programas de investigación, a las iniciativas de nuestra comunidad, no es suficiente para asegurar que nuestra sociedad se vuelva sostenible.

•     Por último, en la décimo octava ley augura lo inevitable: la extinción es para siempre.

•  Como puede observarse, estas las leyes de sostenibilidad son solo las herramientas para una mejor calidad de vida de nuestro planeta, que además es el único que tenemos y, por lo tanto, debemos cuidarlo. Porque, sin dudas, la extinción es para los humanos, porque el planeta permanece.

Nicolás Pepicelli
Lic. en Economía