Un recorrido por el sudeste asiático

Cada viaje que tengo la oportunidad de hacer, me gusta planificarlos yo misma, leyendo, investigando sobre cada lugar y consultando con otros viajeros. Esta vez elegí el sudeste asiático.

Primer avión en Buenos Aires, y 36hs después en víspera de año nuevo aterrizamos en el primer destino: Bangkok, Tailandia. Siempre el primer lugar de llegada es conveniente tener reservado traslado desde el aeropuerto y el alojamiento. Para movilizarnos dentro de la ciudad optamos por caminar y utilizar botes que van por un único canal desde una punta de la ciudad a la otra, son alternativas que te permiten conocer aún más. Y así recorrimos templos, China Town, Shopping Icon Siam, Soi Cowboy (zona roja), y un día rentamos una excursión para conocer el Floating Market y Train Market, ya que son lugares muy alejados de la ciudad.

Para conocer estos últimos puntos y los templos se debe tener presente los horarios de apertura y cierre, en caso de hacerlo sin excursión.

Luego, nos trasladamos en colectivo hacia la zona del Golfo de Tailandia y tomamos un ferry a Koh Tao - “Koh” = Isla -, destino considerado más barato del mundo para bucear y por su increíble vida marina. Allí comenzó mi asombro por las playas sinónimo de piletas naturales, sin olas y temperatura de agua perfecta. Después nos trasladamos hacia la zona del Mar de Andaman, provincia costera de Krabi, y desde allí en taxi botes recorrimos Railey Beach, Koh Lao La Ding, Hong Island, y Koh Kai. Al recorrido siguieron las famosas Koh Phi Phi, conglomerado de 5 islas donde no se repite el color del agua y que se caracteriza por su vida nocturna. Y para despedir el país concluimos en la paradisíaca Koh Lipe, en mi puesto n° 1 de las islas de Tailandia, no conocí nada que se le parezca.

Próximo país: Singapur, ciudad – estado primer mundista, colmada de lujos, confort, organización, limpieza extrema (con multas de hasta 500 U$D) y comidas internacionales, donde no es necesario el dinero físico ya que hasta el transporte público se puede abonar con tarjeta. Entre sus atracciones turísticas principales se encuentra Marina y Gardens Bay, barrios Chino, Indio y Musulmán, y su emblemático aeropuerto considerado como el mejor del mundo, donde las principales atracciones las encuentras dentro de la Terminal 1.

Último país: Indonesia. Allí me aventuré por la ciudad de Ubud y región de Uluwatu dentro de la Isla de Bali. También invertí días en las Islas Gili, e Isla de Nusa Penida. Fue mi destino favorito, Indonesia lo tiene todo, buena comida, playas estrellas - ideales para surf -, templos, flora y fauna. Es un territorio que contagia alegría y templanza, las personas sonríen de verdad y son amables, eso me pareció muy importante. Te maravilla hasta dejarte de boca abierta, asalta todos los sentidos, dinamita tus esquemas y te hace reflexionar sobre cuestiones desconocidas, también te hace perder la paciencia.

El Uber de Asia se llama “Grab”, y en mi opinión es lo mejor para trasladarte, ya que de lo contrario deberás sacar tus dotes y regatear precios para poder realizar el recorrido deseado, que incluso puede ser más costoso.

Treinta y tres días, tres países. Tailandia e Indonesia son países económicos para conocer, que transmiten seguridad (siendo que 2 de ellos los recorrí sola), con culturas realmente avasalladoras, mezcla de olores, colores, sabores, y tradiciones diferentes a las nuestras. En lo que respecta a la comida, combinan sabores dulces con picantes, y la cadena de frío nos horroriza a los occidentales, aguas muy turbias y no potables.

Contrastes desde el primer momento, caos y calma al mismo tiempo. Tierras de innumerables credos, que no discrimina ni exige cultos formales, todo está en el interior.

Admirable su conexión y espiritualidad, no vi reverencia sin honestidad, sin tiempo, los bullicios dentro de los templos son propiedad de los extranjeros, sobre todo nosotros los de occidente, con el afán de querer comprenderles un poco. Asia sin dudas es un destino para salir de tu zona de confort y resetearte.

Gracias Revista Claves por permitirme revivir mi experiencia a través de esta nota.

Sofía Gavilan.