Por Luciana V. Arce

El futuro en la empresa familiar

En Argentina, las empresas familiares aportan el 70% de los ingresos de las empresas grandes. El desafío de ellas es la continuidad en manos de las futuras generaciones. El 57,2% se encuentra en primera generación, el 34% transita la segunda, el 7,9% la tercera, y apenas 0,9% en la cuarta generación.

Así como en la conformación de la empresa el futuro estaba determinado por las resoluciones del día a día, la empresa familiar no puede existir sin una perspectiva de futuro. El futuro tiene una ventaja y un inconveniente: la ventaja es que no está hecho la desventaja es que se nos viene encima. El tiempo pasa muy rápido, y más rápido a medida que el fundador se va haciendo mayor.

En las empresas familiares cuando hablamos de futuro, hablamos de los hijos, de la transición, de quienes serán los próximos líderes. La familia construida, la empresa formada, la relación entre hijos y hermanos, todo puede deteriorarse si las cosas toman por sorpresa al fundador sin haberlo previsto. Así como el fundador era amo y señor, gerente y hacedor, dueño y decisor, el nuevo líder tendrá patrones: “la familia”, en un principio quizá sea su padre, pero cuando este ya no esté, serán sus herederos, los otros hijos del fundador.

Si somos padres (fundadores) seguramente ya tenemos uno o más hijos trabajando en la empresa, nos gusta que así sea y esperamos que uno de ellos el día de mañana dirija la empresa, porque hijos pueden ser muchos, pero el líder para conducirla sólo deberá ser uno. Por ende, es lógico que tengamos varias dudas, no sabemos si el sueldo que cobran es el adecuado, si van a tener el liderazgo y la visión de negocio, cuál de ellos será el líder o que va a pasar mañana con nuestros hijos que no trabajan en la empresa.

Si somos hijos (continuadores) quizá ya estemos trabajando con nuestro padre, nos preguntamos si él nos va a dar el espacio que queremos, si su mirada nos va a pesar tanto que limite nuestro desarrollo o si el lugar ya nos lo ganamos, tal vez lo que nos pese sea la mirada de nuestros hermanos. Dudar es natural cuando queremos hacer las cosas bien y aunque hayamos leído mucho sobre empresa familiar aun no encontramos la respuesta para la nuestra.

Padre e hijo estarán involucrados en roles que muchas veces se confunden. El negocio y la familia conviven bajo el mismo techo. Padre empleador – hijo empleado, padre e hijo codirectores, y finalmente hijo – líder. Por más acuerdos que armemos para separar las cosas, estos personajes se mezclarán todo el tiempo. Por ello es importante ser claros al momento de fijar remuneraciones en cuanto a la forma y cantidad para que no se confundan con otras ayudas o retribuciones por desempeño. El dinero es una fuente de PODER y como padres no necesitamos incrementar el nuestro dándoles dinero a nuestros hijos sin un “por qué”. Necesitamos que los hijos desarrollen su propio PODER y que sean independientes. Si los hijos saben que su remuneración es proporcional al rendimiento que tienen o logro de objetivos, estaremos contribuyendo a que aumenten su desempeño en la empresa.

Las empresas familiares son incuestionablemente más exitosas que las demás, estadísticamente tienen más continuidad, más rentabilidad y más capacidad de generar valor, puede ser una fábrica de bulones o una empresa de software, al familiarizarse la empresa, el producto o servicio va reforzando su identidad y su posicionamiento, pero sobre todo se genera una mística que se proyecta positivamente en las siguientes generaciones. Claro que este camino no es fácil, muchas veces dudaremos entre cerrar y venderla o continuar. Pero si la intención de ambas generaciones es continuarla, sin dudas que vale la pena. Este camino para sus protagonistas puede hacerse más placentero y seguro si nos acompañan profesionales con una mirada externa y objetiva.

Cra. Luciana V. Arce 
Esp. En Dirección Estratégica de RRHH – Esp. Pyme Familiar
Fundadora de LA & Asociados Gestión de RRHH – 353 5650632 - https://lagestionrrhh.wixsite.com/website