La neurociencia ha puesto en evidencia que el cuerpo humano funciona con la coordinación de tres centros neuronales que generan y comparten información de una manera sutil y perfecta. Les propongo mirar esta maestría del cuerpo en relación con las organizaciones, realizando un paralelo con la toma de decisiones que la alta dirección lleva adelante a diario.
El cuerpo. Centros de información.
El primer centro se ubica en la zona del abdomen, en los intestinos, allí no solo procesamos los alimentos para incorporar nutrientes y eliminar desechos, también cocinamos nuestra emociones más profundas ligadas a la supervivencia, aparecen en acción hormonas como la adrenalina necesaria para activarnos, tanto para la huida como para la alerta, de manera instintiva. Emocionalmente anclamos el instinto de supervivencia, la relación con el dinero, el sentido de protección, la ira, los enojos, las decisiones profundas.
El segundo centro está vinculado al corazón, actúa entre otras, la hormona de la oxitocina, necesaria para generar bienestar, felicidad. Emocionalmente anclamos la pasión, el perdón, el amor, la relación vincular, es decir, con otros es mejor, el corazón funciona mejor si está acompañado y no me refiero solamente a lo amoroso, sino también en lo laboral, cuando los sueños son compartidos, el estímulo hormonal hace que nos sintamos más fuerte, con mayor poder.
El tercer centro es el cerebro, el hipotálamo se transforma en el gran centro receptor de toda la información que genera cada sistema, allí se procesa y toda esos estímulos pasan del estado inconsciente al consciente, en la medida que estemos atentos, despiertos, el cuerpo toma decisiones, nos demos cuenta o no.
En un cuerpo en armonía, se transita de manera dinámica, presente y responsable el fluir de la vida, no hay sorpresas. Hay conciencia, hay diseño. Las dolencias son manifestaciones; un llamado de atención para abrir conversaciones sobre lo que ese centro neuronal está manifestado. Si el sistema central en el cerebro, pierde contacto con los otros dos centros o deja de escuchar la información que le están brindando, todos los días y a cada momento, lo que ocurre es que nos enfermamos. Primero de manera simple, luego con una gravedad solucionable a través de la intervención de expertos, los médicos, finalmente cuando la gravedad es mayor, el panorama se complica a punto tal que ponemos en riesgo la propia vida y lo que deviene es la muerte.
Dicho de otra manera, el cuerpo, tiene magistralmente, un centro que procesa (los intestinos), otro centro que siente y coordina acciones (el corazón y los pulmones) y otro que analiza y toma decisiones (el cerebro), cada uno de ellos vitales, sin los cuales la vida no es factible.
La alta dirección
Me pregunto y te pregunto: ¿acaso en las empresas no es igual? Pensemos las organizaciones como un organismo vivo, generador de información vital para su funcionamiento y lo que pasa cuando un área pierde contacto con la dirección o viceversa, la dirección deja de escuchar las los reportes de sus áreas ya sean de procesos o de operaciones, en ambas opciones la NO COMUNICACION comienza a ser un virus tan sutil como letal.
En síntesis, aprender a escuchar la información que el cuerpo nos brinda es gerenciar nuestra vida, es decidir cómo transitarla, poner objetivos, tener un plan de acción acorde a la información que nos brinda el cuerpo, no a lo que nuestra cabeza elucubra. ¿Cuáles son los caminos para escuchar el cuerpo? Los chequeos médicos para observar la biología; la meditación, para serenar la conversación interna, bajar los decibeles de la ansiedad y dejar que aparezca la intuición como manifestación de ser; las conversaciones de coaching para escuchar el lado b de nuestros decires y salir de los espacios de cegüera.
De la misma manera en las empresas, tomar decisiones acertivas está vinculado a ser capaces de escuchar lo que cada área dice a través de su gente y los informes contables y de procesos; están los diseños de escenarios factibles que brindan los consultores en administración de empresa o economistas y la intervención de coaches ejecutivos o de equipos, quienes interactúan en la conversaciones dichas o no dichas que suman a la conformación de la empresa y a la obtención de los éxitos deseados.
El cuerpo como pedestal, es el camino de aprendizaje para escucharnos y escuchar a los otros. La sabiduría está en nosotros mismos, solo es despertar y hacernos cargo para crecer con otros tanto en la vida personal como en las empresas que llevamos adelante.
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