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Una señal positiva al campo tras meses de reclamos

Una señal positiva al campo tras meses de reclamos

“Es una muy buena señal para la Argentina que se escuchen los reclamos de los sectores productivos y de los gobernadores provinciales”, dijo el gobernador Martín Llaryora en la red social X minutos después del anuncio del Gobierno nacional de bajar las retenciones al sector agropecuario. 

El mandatario provincial junto a sus pares de Santa Fe y Entre Ríos lo había solicitado -nuevamente- en Rosario en el marco de la habitual reunión de la Región Centro. El ministro de Economía, Luis Caputo, inicialmente rechazó la propuesta y menos de 24 horas después de confirmar la baja para los granos y la eliminación para las economías regionales.

“Sepan que todos los días analizamos la situación financiera del país para ver si podemos seguir bajando impuestos. No necesitamos a nadie que nos lo venga a recordar, porque a eso hemos venido”, afirmó Caputo también en un mensaje en redes el pasado miércoles tras el reclamo de los gobernadores de la zona núcleo. Un día después anunció los cambios junto al vocero presidencial Manuel Adorni. 

A la eliminación “permanente” de las retenciones a economías regionales, suma la baja “temporaria” de soja (de 33 al 26% y sus derivados del 31 al 24,5%), trigo (12 a 9,5%), cebada (12 a 9,5%), maíz (12 a 9,5%), girasol (7 a 5,5%) y sorgo (12 a 9,5%). Con una particularidad, casi una exigencia del Gobierno a los sectores exportadores: resolvió un acortamiento de los plazos a partir de la presentación de la declaración jurada. Son 5 días para pagar los derechos de exportación y 15 días para liquidar.

En lo político y en lo económico, la inesperada movida tiene una doble intencionalidad, con un altísimo grado de pragmatismo. Por un lado, una señal al sector agropecuario para que mejore la competitividad ante la baja de los precios internacionales de los granos y la sequía. El campo es un aliado de los libertarios y este año hay elecciones. Un gesto de amor para alimentar el vínculo. 

Y, por otro lado, al exigir liquidar con rapidez, más aun con el plazo de 6 meses para la baja de las retenciones, se asegura contar con una buena cantidad de dólares para ensanchar las siempre alicaídas arcas del Banco Central y mejorar la capacidad de Negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Son meses claves para conseguir esos dólares que le permitirán salir del cepo.

Está claro que el Gobierno no va a devaluar. Utilizará otras herramientas para conseguir dólares genuinos. Las cosechas guardadas, más la cosecha gruesa de mayo-julio, serán una fuente imprescindible para sostener su modelo económico y político de cara a las legislativas.

El Gobierno también presiona a las provincias y municipios para que bajen impuestos (sobre todos los Ingresos Brutos) y tasas.

Algunos gobernadores dicen que el ajuste ya lo han hecho y que la mayor carga tributaria proviene de Nación. En esa línea responde siempre el gobernador Llaryora. Ante el desfinanciamiento en transporte, salud, educación, obra pública, cajas de jubilaciones, discapacidad y otras áreas, las provincias decidieron “hacerse carga” de las demandas con recursos propios. 

En este marco, la Nación no puede exigir bajas de impuestos de manera permanente cuando se desligó de sus responsabilidades y cortó de cuajo los fondos que remitía mes a mes. Las provincias y los municipios bajarán poco y nada sus impuestos y tasas mientras continúan asumiendo compromisos que antes le correspondían al gobierno central (con ayudas totales o parciales).

Además los gobernadores e intendentes también tienen elecciones en octubre. De la cantidad de diputados y senadores que llevarán al Congreso Nacional estará su fortaleza para negociar con Milei y compañía.

El debate impositivo llegará más temprano que tarde en la Argentina. Hoy el Gobierno no tiene los votos para torcer la mano de los gobernadores. Tal vez aguarde para después de las elecciones. Lo mismo pasa con la reforma laboral. Dos aspectos claves para los libertarios, que por ahora no pueden avanzar.

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